miércoles, 25 de noviembre de 2009

Terapia

Hace ya algún tiempo que empecé a tomarme este blog un poquito más seriamente. Recapitulando, no sabría decir cuál es la temática. Sin embargo, hoy me apetece empezar una especie de terapia. Enseñar una parte de mí que nunca me he atrevido a desvelar, expresarme como no lo suelo hacer, dejar atrás la vergüenza, la timidez y otras tantas barreras...

La terapia consiste en enseñar algunas de las cosas que escribo en mis momentos de desvarío. Si alguien que lea esto escribe, o ha escrito alguna vez, sabrá lo cuesta enseñarlo...

Antes de empezar , quiero dejar claro que lo que cuento no es autobiográfico, simplemente son "sensaciones maquilladas" y como buena paciente que soy, acepto cualquier tipo de crítica y/o comentario.

Va a comenzar la primera sesión... ¿Preparados?

" Tumbada en el sofá, observo el humo de un cigarrillo. Me conmuevo al descubrir la similitud entre el humo y yo. Al igual que él, soy vulnerable, tanto que me deshago si alguien intenta atraparme, a pesar de que, y aunque suene irónico, desee intensamente ese contacto. Además, puedo llegar a ser dañina, aunque, en este caso, las heridas me las provoco yo misma.

Estos pensamientos me abruman, así que intento alcanzar los restos de una botella de vodka, en un desesperado intento por olvidar.

He acabado la botella y con ello, la esperanza de sonreír. No importa, solo es uno de tantos fracasos.

No debí olvidar el efecto depresor que produce el alcohol… aunque es cierto que me ha hecho olvidar, ahora ni siquiera recuerdo lo que era sonreír. En cambio, todo lo que deseaba arrinconar en lo más oscuro de mi memoria, se ha convertido en algo más puro. Ahora mis cinco sentidos se han hecho suyos, percibo su olor, sus caricias, sus besos e incluso puedo oír sus susurros.

Dicen que las grandes historias tienen grandes finales, pero yo hubiera deseado que toda esta historia no hubiera tenido un final, ni siquiera un gran final, sólo deseaba que no acabara.

Afortunadamente, el sonido del teléfono cae sobre mí como un gran manantial de agua helada y me aleja de esta magnífica agonía. Me apresuro a responder, quizás porque anhelo que sea él. Cuando escucho la voz mecanizada de una operadora me arrepiento de haberme esforzado para hacerlo. Intentan venderme uno de esos maravillosos aparatos que te vuelven una persona más alegre y feliz. Cuelgo el teléfono, no creo que una máquina pueda devolverme lo que yo llevo intentando recuperar mucho tiempo, quizás demasiado.

Sí… es demasiado tiempo lleno de desilusiones. Me acerco a la ventana para tener un contacto con la vida fuera de estas paredes y un rayo de luz me dice que debo seguir, debo salir y aspirar a la normalidad. Creo que tiene razón, le haré caso. Sí…hoy sí."

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Vacío

En mis últimos días me he enganchado a Dexter (serie que recomiendo) lo que me ha hecho pensar en el vacío. Él siente un vacio interior que necesita llenar, siempre con un código, el de Harry.

Yo me he preguntado sobre este vacío. ¿Acaso Dexter no es superior a los demás precisamente porque es incapaz de sentir.? No tiene esperanzas, por lo que nada le defraudará. No tiene sentimientos, por lo que nada le dolerá. No tiene conciencia, por lo que nada le remorderá.

Él no conoce el arrepentimiento, no conoce el sufrimiento, no conoce el amor así como tampoco el dolor.

No sé bien por qué, pero hoy me gustaría estar un poco más vacía. Deseraría ser impearmeable ante todo lo que sucede a mi alrededor.

Por eso, tendré que crear mi propio código y vaciarme de todo aquello que me pesa.